Crisis de pareja

Los motivos por los que podemos llegar a una crisis de pareja son muy variados. A veces la pareja llega a un punto en que la convivencia es insoportable, plagada de discusiones, pero otras veces no sabemos qué nos pasa, aparentemente no hay ningún problema grave en la pareja, pero no nos sentimos totalmente satisfechos y surgen las dudas sobre la relación.

En el primer caso lo más adecuado es realizar una terapia de pareja, sin embargo, en el segundo lo más adecuado es realizar una terapia individual para aclarar nuestras emociones y poder decidir hacia dónde vamos.

Cuando estamos inmersos en una crisis surgen los enfrentamientos y las divergencias. “Ya no es lo que era antes”, “No sé lo que me pasa con mi pareja”, “¿Me estaré desenamorando?, “quizá sola estaría más tranquila,”” no sé si le quiero”, son los típicos pensamientos de una persona que tiene dudas sobre la pareja.

Si las dudas se van haciendo cada vez más grandes y superar la crisis matrimonial no supone una prioridad, la unión se enfrenta a un grave riesgo de disolverse.

¿Por qué surgen las dudas de pareja?

  • Una mala racha de negatividad. A veces las dudas surgen como resultado de una mala racha. Cuando estás atravesando por momentos particularmente tensos, ya sea por problemas en el trabajo o con la familia, estos generan un estado marcado por el agobio y el cansancio, de manera que los pequeños errores que comete la pareja son percibidos como fallos insoportables.

Cuando se entra en una fase de negatividad, se tiende a exagerar los “defectos” del otro o se focaliza la atención sólo en ellos, olvidándose de los aspectos positivos. La pareja se convierte en un “chivo expiatorio” y aparecen una serie de dudas, ya que se percibe al otro como el culpable de todo lo que ocurre.

La mayoría de las veces las personas no son conscientes de esta situación, por lo que esta se extiende a lo largo del tiempo, aumentando cada vez más su envergadura de manera que un problema pequeño se convierte en un conflicto en toda regla, hasta que se termina viendo la relación como un obstáculo para lograr la felicidad.

  • Problemas resueltos insatisfactoriamente. A lo largo de la vida en pareja, hay periodos de calma, pero también aparecen situaciones particularmente difíciles, retos que ponen en peligro la relación. En estas situaciones cada persona tiene una expectativa sobre el otro, espera que este se comporte de una manera determinada. Por ejemplo, ante la pérdida de un puesto de trabajo, la persona puede esperar que el otro le apoye y comprenda, pero si en lugar de eso recibe reproches y críticas puede comenzar a albergar dudas sobre la relación.

Cuando los problemas, ya sean graves o pequeños, no se resuelven o se solucionan, pero no colman las expectativas de uno de los miembros de la pareja, este suele alimentar dudas sobre el nivel de compromiso de la otra persona y la intensidad o veracidad de los sentimientos que le profesa.

Sin embargo, el hecho de que la otra persona no haya sabido colmar tus expectativas no significa que no te ame o que no esté implicada en la relación. La tensión, la falta de experiencia o simplemente la confusión pueden haberle jugado una mala pasada. En ese caso, si no hablas con tu pareja de esa insatisfacción y no buscas sus causas, esta puede continuar creciendo hasta que las dudas conduzcan a la separación.

  • Cambios en los deseos, necesidades y/o aspiraciones. Hay ocasiones en que las dudas aparecen sin que hayan existido problemas previos especialmente graves. De hecho, las dudas sobre la relación no solo aparecen en las parejas más recientes, sino incluso en aquellas que ya llevan algunos años juntas.

Al profundizar en estos casos, es frecuente encontrar que el origen de las dudas se halla en un cambio en los deseos, necesidades y/o expectativas de sus miembros. A lo largo del tiempo, las personas cambian, muchas veces sin darse cuenta, hasta que llega un punto en el cual, si la relación no ha sabido adaptarse a estas transformaciones, deja de ser satisfactoria.

Entonces surgen las dudas, sobre todo al mirar el futuro y darse cuenta de que el camino por el cual transcurre la relación no es el más satisfactorio. En este punto, la persona se cuestiona si la relación tiene sentido o si vale la pena salvarla.

  • Miedo al futuro. Hay veces en que las dudas sobre la pareja son la expresión de un miedo personal que no se reconoce inmediatamente, sino que se canaliza a través de una incertidumbre de carácter difuso sobre el futuro de la relación.

Por ejemplo, una persona con miedo al compromiso puede comenzar a sentir dudas a medida que avanza la relación. El miedo al fracaso, quizá por una experiencia anterior fallida, también puede generar inseguridad y dudas. No obstante, existen muchas otras razones, como el temor a entregarse y no ser plenamente correspondido, el miedo a desilusionar al otro o incluso a no saber cómo mantener un hogar.

Cuando la persona no reconoce que las dudas están generadas por sus propios miedos e inseguridades, puede proyectarlas sobre el otro y si no logra exorcizarlas, estas llegan a boicotear la relación de pareja y termina dañándola.

  • TOC de amores. Es un tipo de trastorno obsesivo poco conocido que puede ser el causante de las dudas en la pareja. Las personas que sufren un TOC de amores están obsesionadas con el hecho de no saber si quieren a su pareja. Cualquier estímulo, como una canción o una película, puede desencadenar la obsesión al comparar a su pareja o lo que sienten con la idea idealizada de lo que debería ser una relación de pareja o lo que ellos deberían sentir.

* Tres claves indispensables para superar una crisis matrimonial

Hay un punto en el que los matrimonios y las parejas se preguntan si realmente vale la pena continuar o si es mejor ponerle punto final a la relación. Sin embargo, es importante tener presente que en momentos de crisis solemos estar muy alterados, por lo que no es fácil tomar una buena decisión. Por eso es importante valorar con detenimiento la decisión y, si es necesario, recurrir a un terapeuta que te pueda ayudar a vislumbrar con más claridad el futuro.
En sentido general, para superar una crisis de pareja es necesario que exista:

  1. El amor no es una varita mágica y no puede borrar de un plumazo los errores cometidos y los sinsabores, pero es la base de toda relación de pareja. Cuando las dos personas continúan queriéndose, se sienten atraídas y se aman, existen grandes probabilidades de que puedan superar una crisis matrimonial, ya que estarán dispuestas a hacer más sacrificios mutuos. Por eso, es importante profundizar en los motivos que mantienen a flote la relación: ¿estáis juntos solo por los hijos, por mera rutina, porque existe una dependencia emocional o económica o porque realmente os amáis? Desgraciadamente, no siempre es fácil deslindar el amor de otros sentimientos, como el cariño, la amistad o la compasión.
  2. Para superar una crisis de pareja es imprescindible que exista un compromiso con el cambio. Los problemas en la pareja son cosa de dos. por lo que, cuando sólo uno carga sobre sí el peso de la relación, lo más usual es que termine agobiado y desilusionado. Por eso, es fundamental que ambas personas se comprometan con la relación y estén dispuestos a luchar para salvarla, que ambos mantengan objetivos e intereses comunes. Pregúntate: ¿continuáis mirando en la misma dirección?¿os interesa mantener el compromiso que representa esa relación? ¿confiáis el uno en el otro?
  3. Las crisis siempre implican un cambio, por lo que es fundamental que ambas personas sean lo suficientemente flexibles como para aceptar que las transformaciones son necesarias. Cuando uno de los dos se anquilosa y se mantiene atado a viejas pautas de comportamiento, es prácticamente imposible superar la crisis matrimonial. Pregúntate: ¿hasta qué punto estaríais dispuestos a cambiar para salvar la relación? ¿cuánto estarías dispuesto a sacrificar por la otra persona? ¿te sentirías cómodo con esos cambios?
  4.  A veces, la crisis llega a un punto insostenible, sobre todo cuando hemos dejado pasar el tiempo sin tomar medidas. Otras veces, aunque hemos puesto de nuestra parte, no conseguimos solucionar la situación.  En estos momentos, la ayuda profesional de un terapeuta de pareja es fundamental.

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