Existe una relación perfecta entre el cuerpo y la mente. De ahí, las reacciones físicas en relación a la emoción en la que estamos; por ejemplo, las lágrimas ante un estado de tristeza o de gran alegría, el rubor ante la vergüenza, la aceleración ante el miedo, o las mariposas en el estómago cuando estamos con la persona que nos gusta.
Además, existe un componente psicológico en la mayoría de las enfermedades físicas, pues la manera de reaccionar y lidiar ante una enfermedad, determina el empeoramiento o la mejora de ésta.
Un trastorno psicosomático engloba los síntomas físicos que se producen fundamentalmente por razones psicológicas. En él, la enfermedad se instala cuando los síntomas no son una respuesta fisiológica normal y están causados por una angustia real y la incapacidad para gestionar las situaciones vividas. La somatización es la tendencia a
expresar los problemas emocionales a través de síntomas físicos, lo cual no es extraño, ya que el cerebro y el cuerpo mantienen una comunicación constante.
TIPOS
- Fibromialgia. Enfermedad que destaca por dolor en los músculos y las articulaciones que generalmente se acompaña con cansancio o fatiga crónica.
- Fatiga crónica. Sensación de cansancio que dura
varios meses sin que exista una causa y no desaparece ni siquiera
después de haber descansado lo suficiente. - Bruxismo. Apretar o rechinar los dientes, normalmente en el sueño, que provoca un desgaste de las piezas dentales y dolor temporo-mandibular y/o de cabeza u oído.
- Cefaleas. Dolor de cabeza frecuente que tiene un origen tensional.
- Colon irritable. Moletias estomacales debido a cambios en el tránsito intestinal que afectan la
calidad de vida.
- Dolor crónico. Dolor o malestar que dura más de 6 meses y no tiene causa física.
- Trastornos dermatológicos. La psoriasis, el eccema, la dermatitis seborreica y la neurodermatitis, son los más comunes. La piel es uno de los órganos más afectados por el estrés.
- Insomnio.
CAUSAS
Para entender el origen de las enfermedades psicosomáticas es necesario ver el mecanismo de somatización que tienen de base. El estrés, la ansiedad, la angustia y el miedo son estados emocionales que suelen desencadenar numerosas respuestas a nivel corporal, desde un aumento del cortisol hasta procesos inflamatorios. Si estos estados se mantienen y no se gestionan de forma adecuada, su efecto se reflejará a nivel físico.
Así, son más propensas a enfermedades psicosomáticas las personas tendentes a:
- Ser indecisas. Cuando se tiene dificultad para tomar decisiones y se aplazan continuamente.
- Padecer ansiedad. Cuanto más miedo y ansiedad experimente una persona, mayor es el dolor físico.
- Tener conflictos no resueltos. Los conflictos, y no solucionarlos, son una gran fuente de estrés.
- Sentir culpa. Lo que genera una compensación en forma de castigo (físico).
- Tener traumas pasados. Ser víctima de alguna vivencia traumática y/o dolorosa y no haberla trabajado, genera la somatización de esas viviencias.
- Aferrarse a emociones negativas. Mantenerse demasiado tiempo enfadados, resentidos o tristes.
- Reprimir emociones. Esconder algo no hace que desaparezca, sino que se exprese posteriormente de un modo más agresivo.
- Ser hipocondriaco. La preocupación constante y obsesiva por la salud, con tendencia a exagerar el sufrimiento, puede desencadenar síntomas reales.
TRATAMIENTO
Como los trastornos psicosomáticos incluyen síntomas físicos que esconden la angustia emocional, es necesario conocer su causa y reprogramar el cerebro para que afronte las situaciones sin somatizarlas. Por ello, el objetivo terapéutico va encarado a:
- Activar recursos de autosanación.
- Eliminar sensaciones y emociones negativas que podrían estar agravando los síntomas.
- Procesar hechos dolorosos para que dejen de causar sufrimiento.
- Aliviar los síntomas molestos.
- Interiorizar técnicas de autocontrol y manejo del estrés para manejar mejor las situaciones vitales.
