Desconfinamiento y el miedo a volver a la calle

Sentimientos como temor ante la idea de volver a salir, angustia por retomar nuestras obligaciones más allá del hogar, sensación de que en casa tenemos todo lo que necesitamos, de que no pasaría nada si se alargara este estado unas semanas más, etc. son tan normales como el deseo de tomar contacto con el mundo externo tras estas semanas de confinamiento.

El hecho de haber pasado tantas semanas confinados habitúa a nuestro cerebro a esa seguridad que encontramos entre las cuatro paredes del hogar.

El ´síndrome de la cabaña´, esa angustia que están experimentando muchas personas a la hora de cruzar el umbral de casa, es el resultado de esta temporada de encierro, pero no estamos ante ningún trastorno psicológico.

* Síndrome de la cabaña ¿en qué consiste?

El síndrome de la cabaña empezó a describirse clínicamente en 1900. Eran muchos los cazadores o buscadores de oro del norte de Estados Unidos que solían pasar meses enteros en sus cabañas aprovechando determinadas épocas.

El aislamiento solía hacer mella en ellos: negativa a volver a la civilización, desconfianza ante el contacto con otras personas, aumento del estrés y la ansiedad…

En este estado la persona experimenta mucho miedo y excesiva ansiedad en el momento que se plantea salir de casa, además de incapacidad de cruzar la puerta. Es común que también se de en niños.

Síntomas más comunes:

  • Letargia: Sentirse cansado, entumecimiento de las extremidades, hacer siestas largas, e incluso, la dificultad para levantarnos por las mañanas.
  • Síntomas cognitivos: problemas en la concentración, fallos de la memoria
  • La falta de motivación.
  • Comer para aliviar la ansiedad.
  • Un cuadro emocional muy concreto: tristeza, temor, angustia, frustración…
  • Miedo a salir: Ponen excusas cuando tienen la oportunidad de ir a la calle.

Qué hacer ante este estado:

1. Darse tiempo, permitirse:

Sólo es una situación emocional completamente normal ante un confinamiento de varias semanas. Además, el virus aún no está erradicado y hay un aire de desconfianza social, lo que conlleva un factor más para querer quedarse en casa.

No hay que alimentar más miedos y angustias imaginando que se pierde el control de la situación. Lo que estás experimentando es comprensible con todo lo que está pasando.

No es obligatorio salir hoy si no se desea. Aprovechando el estado de desconfinamiento por fases, se puede ir saliendo poco a poco, a dar pequeños paseos cerca de casa, antes de tener que incorporarnos a la vida normal.

2. Rutinas y objetivos:

El cerebro necesita rutinas para gestionar el tiempo, para sentirse seguro y evitar dar espacio al pensamiento excesivo. En este caso, y para reducir el efecto del síndrome de la cabaña, debemos reducir el tiempo de descanso, evitando ante todo pasar mucho tiempo en la cama o haciendo siestas.

3. Buscar ayuda profesional:

Si resulta imposible cruzar la puerta de casa, o el simple hecho de visualizarse en la calle genera ansiedad excesiva, quizás sea el momento de buscar ayuda profesional.

Un psicólogo puede ayudar dotando de herramientas y estrategias que puedan hacer posible volver a la normalidad, retomar nuestra rutina y coger las riendas de esta situación y de las que vengan.

Actualmente, la mayoría de nosotros hacemos consultas por vías telemáticas, por lo que es viable para aquellas personas a las que le resulte imposible salir.