Cada persona tenemos unos rasgos específicos de personalidad que nos caracterizan. Cuando algunas de esas características se convierten en un patrón de pensamiento, pueden generarse emociones desagradables que dan lugar a comportamientos rígidos o poco adaptativos, por tanto, un trastorno de personalidad.

Normalmente, las personas que tienen un trastorno de personalidad no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados.

* TIPOS

• T. de la personalidad dependiente. Subordinan sus necesidades a los demás y dejan que otros tomen decisiones en su lugar. Buscan la seguridad en quienes les rodean, pues se sienten desvalidos e incapaces.

• T. de la personalidad esquizotípica. Tienen dificultades en sus relaciones interpersonales. Se sienten incómodas con los demás y no se integran con facilidad en los grupos. Suelen manifiestar comportamientos excéntricos y suspicaces.

• T. de la personalidad obsesivo-compulsiva. Personas muy perfeccionistas, excesivamente preocupadas por el orden y el control, hasta el punto de que destinan mucho tiempo a verificar diferentes detalles. Se muestran inflexibles; creen que sólo hay un modo correcto de hacer las cosas. Normalmente suelen desarrollar actos compulsivos dirigidos a aliviar la tensión interior.

• T. de la personalidad paranoide. Presentan una actitud extremadamente desconfiada hacia los demás. Distorsionan o exageran las experiencias, buscando intenciones malévolas en los demás o signos de agravio que alimenten sus sospechas. Suelen desarrollar celos patológicos y les cuesta mucho olvidar las ofensas.

• T. de la personalidad por evitación. Evitan relacionarse con los demás. Son muy sensibles a las críticas y se sienten inadecuados.

• T. esquizoide de la personalidad. Parecen personas frías y solitarias. No disfrutan de las relaciones con los demás; prefieren la soledad y no suelen tener amigos íntimos.

• T. límite de la personalidad. Inestables en sus relaciones; un día te quieren y, al otro, puedes ser su peor enemigo. Suelen tener un miedo extremo a ser abandonados. Son personas impulsivas y pasan con extraordinaria rapidez a través de diferentes estados emocionales extremos; de la tristeza a la euforia y de la ansiedad a la depresión. Es frecuente que presenten algún intento autolítico.

• T. narcisista de la personalidad. Tienen sentimientos de grandeza y experimentan una profunda necesidad de sentirse admirados. No suelen ser empáticos; creen que son especiales y merecen todo el reconocimiento.

• T. histriónico de la personalidad. Necesidad constante de ser el centro de atención, por lo que suelen tener un comportamiento teatral. Son personas tendentes al drama, poca tolerancia a la frustración y pueden llegar a mostrar sentimientos muy superficiales que cambian rápidamente.

• T. de personalidad antisocial. Desprecio por los demás y no duda en violar sus derechos. Son impulsivos, fácilmente irritables y, a veces, agresivos. No muestran remordimientos.

TRATAMIENTO

Dentro de la Psicoterapia, en el tratamiento de los trastornos de personalidad es fundamental el establecimiento de una buena relación terapéutica, de manera que la persona pueda desarrollar el compromiso necesario para seguir avanzando en él.

El objetivo de la terapia es:

• Equilibrar los diferentes rasgos de la personalidad para que el paciente pueda poner en práctica comportamientos funcionales que le permitan relacionarse mejor consigo mismo y con los demás.
• Confiar más en sus posibilidades, haciendo que desarrolle una autoimagen más realista basada en la potenciación de sus habilidades.
• Mejorar las relaciones interpersonales, fomentando el desarrollo de competencias sociales y de resolución de conflictos que permitan ser más asertivo.
• Lograr un mayor autocontrol trabajando la gestión emocional.
• Aprender a gestionar el malestar que puede generar el trastorno.

En algunos casos, es necesaria la intervención de un psiquiatra para poder valorar y prescribir un tratamiento farmacológico complementario a la terapia.