Miedo a tragar – FAGOFOBIA

La fagofobia se encuentra dentro de la categoría de los trastornos de ansiedad específicos, también llamado fobias específicas. Como el resto de fobias, se caracteriza por la aparición de graves episodios de temor y ansiedad ante la aparición de un estímulo específico. En este caso, el miedo se experimenta ante el acto de tragar.

Al igual que el resto de trastornos de ansiedad provocados por un estímulo específico, la persona que padece fagofobia experimenta una fuerte reacción de temor, acompañado de las manifestaciones físicas propias de estados de ansiedad muy elevados.

Las principales características que distinguen a un temor fóbico se concretan en los siguientes puntos:

  • La persona experimenta un miedo y temor desproporcionado en comparación con la amenaza real que supone el estímulo.
  • Se trata de un temor completamente irracional. En muchas ocasiones, el propio paciente es incapaz de encontrar una explicación lógica que justifique su temor.
  • Es un miedo incontrolable, por lo que la persona es incapaz de evitar la aparición de los síntomas fóbicos.
  • Es estable a lo largo del tiempo. Aunque solamente se manifieste ante la aparición o la imaginación del estímulo fóbico, la persona mantiene la fobia a lo largo del tiempo.

Como consecuencia, y si no se recibe ningún tipo de tratamiento, el paciente puede llegar a padecer severas complicaciones relacionadas con una alimentación deficitaria. En algunos casos, la fagofobia puede derivar en desinterés por la comida, pérdidas de peso graves o anorexia.

Diferencias con otras fobias

Es habitual que, en ocasiones, la fagofobia sea confundida con otros tipos de fobia específica como es la pnigofobia o temor excesivo a atragantarse o ahogarse. Aunque puedan parecer muy similares, ya ambas están vinculadas al acto de deglutir, en la fagofobia el estímulo fóbico es el mero hecho de tragar, mientras que en la pnigofobia el temor radica en la posibilidad de atragantarse y ahogarse como consecuencia del tragar.

En ambos casos, los síntomas físicos pueden ser confundidos con los de otras afecciones como son la disfagia y la odinofagia, en la que la persona padece una alteración psicológica que le imposibilita el acto de tragar o lo convierte en algo muy doloroso.

¿Qué síntomas manifiesta?

Debido a que la fagofobia se clasifica dentro de la categoría de fobias específicas, su sintomatología es similar a la del resto de trastornos de ansiedad de este tipo. El cuadro clínico de naturaleza ansiosa se caracteriza por la aparición de síntomas físicos, cognitivos y conductuales cada vez que la persona debe enfrentarse al acto temido, en este caso, tragar.

En algunas ocasiones, la fobia puede estar tan fuertemente arraigada que el paciente manifiesta los síntomas solamente al pensar o imaginar que se encuentra tragando cualquier alimento, bebida o incluso medicación.

Por lo tanto, en la fagobobia aparecerán los siguientes síntomas:

1. Síntomas físicos

Estos se deben a la hiperactivación del sistema nervioso en respuesta a la aparición del estímulo temido. Como consecuencia de este aumento en el funcionamiento pueden aparecer todo tipo de alteraciones y cambios en el organismo.

Cuando esta sintomatología física aparece la persona puede experimentar:

  • Incremento de la tasa cardíaca.
  • Aumento de la tasa respiratoria.
  • Sensación de ahogo, asfixia o falta de aire.
  • Aumento de la tensión muscular.
  • Dolor de cabeza.
  • Alteraciones gástricas y dolores estomacales.
  • Aumento de la sudoración.
  • Vértigos o sensación de mareo.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Desmayos.

2. Síntomas cognitivos

Se manifiestan a través de pensamientos, creencias y especulaciones en relación a los posibles peligros que pueden aparecer o estén relacionados con el hecho de deglutir o tragar.

Estas ideas y creencias distorsionadas o irracionales impulsan el desarrollo de esta fobia y se distinguen porque la persona integra una serie de pensamientos e imaginaciones ilógicas que se mantienen de manera constante en su mente.

3. Síntomas conductuales

Finalmente, al igual que el resto de fobias, la fagofobia presenta también una serie de síntomas conductuales. Esta sintomatología relacionada con el comportamiento de la persona se manifiesta mediante conductas de evitación y conductas de escape.

En las conductas de evitación, la persona lleva a cabo todo tipo de actos o comportamientos con el objetivo principal de evitar encontrarse con el estímulo fóbico. Con ellos, consigue evitar la experimentación de sensaciones de angustia y ansiedad que le genera dicha situación.

Sin embargo, en el caso de las conductas de escape, estas aparecen cuando la persona no ha sido capaz de eludir la aparición de la situación temida, por lo que realizará cualquier clase de acto o conducta necesaria para escapar de la situación en la que se ve envuelto.

¿Qué causas tiene?

Existen diversos factores que pueden predisponer o potenciar la aparición y desarrollo de un trastorno de ansiedad de estas características. Es el caso de la existencia de una predisposición genética que agrave los efectos que la ansiedad tiene en la persona, acompañado de la vivencia de una situación o evento altamente traumático o con una gran carga emocional.

Estos factores o la posibilidad de un aprendizaje vicario o por imitación pueden desencadenar, muy probablemente la aparición de esta o cualquier otra fobia.

 TRATAMIENTO

Debido a la peligrosidad de los posibles efectos de esta fobia (pérdida de peso extrema o anorexia), resulta imprescindible que el paciente se someta a una intervención que disminuya la intensidad de los síntomas y que, incluso, haga que remitan por completo.

Existen una serie de tratamientos psicológicos que pueden conseguir que la persona mejore considerablemente. Estas intervenciones incluyen tres tipos de actuaciones diferentes y complementarias.

  1. Intervención mediante reestructuración cognitiva, la cual permite modificar todos aquellos pensamientos y creencias distorsionadas que la persona posee en relación al acto de tragar.
  2. Técnicas de exposición en vivo o desensibilización sistemática, mediante las cuales la persona se expone de manera gradual, en directo o mediante la imaginación, al estímulo temido.
  3. Con el objetivo de disminuir los síntomas físicos propios del enfrentamiento a la situación temida, se realiza un entrenamiento en habilidades de relajación que permite disminuir los niveles de excitación del sistema nervioso y ayuda a la persona a enfrentarse a sus miedos de una manera efectiva

A través de técnicas como EMDR e Hipnósis Clínica se puede evaluar el origen de la fobia, bien por medios heredados, problemas de ansiedad, o bien adquiridos mediante una situación traumática, y se interviene según éste, acortando así el tiempo de terapia y, por tanto, el sufrimiento del paciente.